A veces me pregunto ¿qué es eso de la ‘sociedad’? Se supone
que vivimos en una, aparentemente la mayoría de los humanos lo hace, sin
embargo, la pregunta se reitera enfáticamente ¿¿qué es una ‘sociedad’?? Muchas personas utilizan éste término de
manera habitual y despreocupada, es por ello que me atrevo a sentenciar que no
todos los seres de nuestra raza, humana, comprenden el alcance de su
significado, pues una conclusión del que escribe, es que dicho significado, el de
‘sociedad’, es de un curioso y ligeramente complejo significado, e incluso más
que eso: un concepto que algún alma idealista, probablemente inocente, creó
para justificar una existencia ideal, cohesionada, de la humanidad.
Ahora bien, naturalmente del creador o creadores iniciales
del significante, éste último llegó a la mente
muchas personas (no lo podrás negar estimad@ lector-a), entre una de ellas
a la de Su Servidor, el cual lo escuchó, analizó, y asimiló para al final
conceptualizarlo del siguiente modo: el significante SOCIEDAD consiste en un
grupo de (dos o más) personas que se unen voluntaria y expresamente para,
maximizando sus capacidades al reunir sus aptitudes y características
individuales, conseguir el o los objetivos que en un consenso mayoritariamente
elijan, como lo puede ser hacer más sencilla y llevadera su existencia,
verbigracia: evitando en lo posible perjudicar a los demás socios de manera
innecesaria, ello aplicable para la palabra sociedad en sentido lato.
Quedando definida de
manera amplia la palabra que ocupa al presente análisis, podemos deducir que
actualmente NO nos encontramos viviendo en una sociedad, de hecho,
nuestra realidad me orilla a dudar el creer que el humano pudo vivir en
sociedad en algún momento, repito, esto debido a nuestra cotidianeidad. Sin
embargo, analizando fríamente la aseveración anterior, me retracto al respecto
de pensar que el humano jamás ha podido vivir en sociedad (como actualmente
parece), pues es imposible el evadir las
muestras documentadas en libros y series audiovisuales, y claro, aquellas
clases de historia universal en la que alguna vez se expuso cómo el hombre
primitivo en CONJUNTO obtenía alimento, calor, vivienda, todo ello para poder
existir, más que existir, sobrevivir a las casi siempre adversas condiciones de
vida.
Sin embargo, el tiempo, un par de milenios han pasado para
llegar a un actual año dos mil doce, un año en el cual, la evolución biológica
y racional del hombre TENDRÍA que tener al mismo en un nivel social tal, que
prácticamente no habría cabida para el sufrimiento, todo sería orden,
serenidad, comprensión… sin embargo, podemos mirar alrededor y ver que esto no
es así, como tendría que ser (todo esto en sentido deontológico, debrayando en
un abuso de la capacidad racional humana, reconozco).
Distinción de clases, intolerancia, conflicto de intereses,
intransigencia, odio, egoísmo, miedo, y algunas otras situaciones erróneas más
son las que separan a nuestra actual humanidad de poder ser una sociedad global
real (en éste momento aclaro que no se descalifica radicalmente, o se propone
la eliminación de, éstas situaciones humanas-erróneas, porque aparte de ser esto
casi imposible, sería ello el proponer eliminar gran parte de la misma
humanidad del humano, sin embargo, la intención de la aseveración anterior es
demostrar que no existe una sociedad global debido a la reiteración extremista
de dichos errores, lo cual produce un endeble panorama de existencia para las
personas humanas). A lo que nos referimos es que deberíamos ser capaces de
poder encontrar en la razón, de la cual se vanagloria muy a menudo nuestro
género (humano), una dosificación adecuada de lo negativo en nuestro entorno
cotidiano, es decir, poder por vía de la razón el encontrar una solución a los
problemas y conflictos de intereses que a diario acontecen entre nosotros.
A continuación, un ejemplo general y cotidiano que demuestra
que no actuamos como sociedad: el tránsito de nuestra Ciudad Capital (D.F.), el
que ya es bien sabido que, inicialmente debido al exceso de vehículos
automotores circulantes, es en sí complicado el desplazo de estos dentro de la
primera, sin embargo, se suma la actitud agreste, atávica, y prepotente de
algunos conductores que complica aún más la ya de por sí insufrible situación,
y es que, pareciera ser que cuando una
persona aborda su vehículo automotor, y circula en las calles y avenidas de la
Capital, ésta pierde la mismísima calidad de persona, o bien, se toma como un
enemigo al que hay que ganarle el paso a toda costa, arriesgando incluso la
integridad del propio vehículo, algo bastante paradójico. Muchas veces pasa
desapercibido el hecho de que queremos lo mismo (llegar a nuestro destino) y
que debemos actuar como sociedad para facilitarnos nuestro camino. Al parecer
desaparece toda posibilidad de solidaridad vial (la que nos podría dar la
calidad de sociedad), que sin darnos cuenta es lo que complica el caos
vehicular, sobre todo en los cruces entre avenidas, en donde los semáforos se
toman como mero ornato citadino, ya que muchas veces, aunado a la ausencia de
oficiales de tránsito, a pesar de que está el alto indicado en ellos, hay
automovilistas que incurriendo en un completo y flagrante desacato, cruzan de
manera incorrecta dichas intersecciones, interfiriendo con el camino de los que
bien tienen autorizado el avance, los cuales ven frustrada su marcha por el (o
los) que intencional y egoístamente rompen cualquier posibilidad social,
causando a su vez que los afectados pierdan la calma y en retribución, también
ignoren intencionalmente el organizador del tránsito vehicular en su
oportunidad, creando así un círculo vicioso vial, perjudicial para tod@s,
nadie gana. Actuando como sociedad vial en el caso que nos ocupa, el
desplazamiento vehicular bien podría ser mucho más sencillo, tan sólo queda
invitar a la reflexión para la acción.
De algo cotidiano y de cierto modo general, disertaré un
ejemplo particular no tan común (bueno, algunos panfletos que se hacen llamar
periódicos hacen dudar de tal aseveración) que impide la materialización
social: la violencia innecesaria que se llega a presentar en nuestro entorno.
Hace no mucho tiempo pude observar en el portal de uno de los periódicos de
mayor circulación nacional, un video que mostraba a dos personas humanas de
sexo femenino en el andén de una estación del metro(politano), no sé con
precisión qué malentendido ocurrió entre ellas, sea lo que haya sido no existe
justificación para lo que ocurrió allí: una de ellas intentó arrojar a la otra
a las vías de dicho transporte (¡¿?!) en el mismo momento en el que un tren se
aproximaba. Después de un forcejeo momentáneo, afortunadamente aunque las dos
cayeron a dichas vías, ninguna de ellas
murió (siendo factor determinante la pericia del operador del tren que se
aproximaba, al detener éste último poco antes de arrollar a las féminas,
incurriendo en una correcta actitud social), al parecer sólo resultó herida la persona
que tuvo la intención de arrojar a la otra (dulce karma ¿no creen?). Después de
ver esto, queda claro que ésas no son actitudes dignas de una sociedad, todo lo
contrario, la violencia innecesaria no es más que la muestra de la decadencia
en la que nos encontramos después de miles (o millones) de años de supuesta
evolución. Siempre que entre humanos exista afectación por violencia
innecesaria, la palabra sociedad pierde toda aplicabilidad, pues actuando como
una, los conflictos entre personas son solucionados por vía de la razón, una de
las mejores soluciones a los problemas cotidianos eventuales.
Para finalizar, un ejemplo fresco, sucedido en éste año dos
mil doce en los Estados Unidos Mexicanos: las elecciones de representantes
populares, en donde las diversas opciones polarizaron al pueblo, algunas veces
incluso de forma dramática, cayendo en fanatismos injustificables y absurdos,
pues al incurrir en éstas actitudes, pasa por desapercibido que sea quien fuere
el-la ‘electo-a’, tiene que trabajar para TOD@S (a manera de Sociedad), sin
distinción, no sólo para los que votaron por el supuesto ganador, pues aunque
así lo quisiera ést@, en México resultaría imposible debido a la secrecía constitucional
del voto. Imposible también es evitar mencionar lo que pasa con la mayoría de
los delitos, pues cada que uno acontece, la sociopatía se
actualiza, en evidente perjuicio humano… Después de todo lo expuesto ¿cómo
denominar en lo qué vivimos como seres humanos, si NO es en una sociedad? Muy sencillo nosotros coexistimos (con un
aparentemente evidente esfuerzo) tan sólo como una comunidad, teniendo en
común, principal y al parecer únicamente: el establecimiento de nuestros
domicilios en los centros urbanos conocidos.
Como claramente se aprecia en el presente texto, todavía se
tiene fe en la racionalidad del género humano, y en que algún día, los ojos del
que escribe puedan constatar que la humanidad se ha constituido como una
sociedad global real, querida así por una mayoría, formada por cada uno de
nosotros. Eso el implacable paso del tiempo lo demostrará.
Also sprach Dhaft.